En 1890 nació la conferencia de Nuestra Señora del Refugio, dirigida por el Padre Cornelio de la Cruz y Álvarez, se fijaron como objetivos preservar el amor a Dios a través de la devoción de la Virgen María Refugio de Pecadores y así desagraviar a Jesús Sacramentado. La asociación obtuvo el reconocimiento por parte de la institución rectora establecida en la Parroquia de San José de Analco de Guadalajara.
Los socios se reunían todos los domingos en la iglesia parroquial de Ocotlán, después abrieron un pequeño hospital en donde hoy día se encuentra el mercado Juárez, para enfermos pobres a quienes daban alimento y aseo.
Al incrementarse el número de socios, ya para 1898 se pensó en tener un local propio para realizar las reuniones, obteniendo por parte del señor José Albino Salcedo la donación de un predio por la calle Belisario Domínguez, ya con las aportaciones de los socios en 1911 se inició la construcción del templo que sería dedicado al Señor San José, quizá en referencia a la institución madre localizada en la capital del Estado.
Un momento especial fue cuando al excavar el suelo para colocar los cimientos fue encontrada una piedra que tenía grabada las iniciales “MRP”, mandaron llamar al Padre Justino Ramos quien dedujo que era una señal divina, pues era 4 de julio y las iniciales indicaban el nombre de María Refugio de Pecadores, por tal motivo el templo comenzó a edificarse para dedicarlo a la Madre de Dios bajo la advocación del Refugio de Pecadores.
La construcción fue llevada a cabo por trabajo voluntario de los vecinos, que incluso acarreaban arena de la orilla del rio Zula. Más tarde se solicitó a los señores Sabas Díaz y Marcelina López otro espacio de terreno al fondo para construir un camerino.
Se hace notar en los libros de actas en el año de 1913 la visita del Arzobispo de Guadalajara José Francisco Orozco y Jiménez y el del Obispo de Zacatecas Miguel de la Mora. Así como la visita especial del Arzobispo Orozco y Jiménez el 1 de junio de 1920 en donde autoriza la celebración de la primera Misa el día 4 de Julio de 1920.
El hermoso oleo de Nuestra Señora del Refugio así como sus murales, fueron pintados por el famoso artista Candelario Rivas.
El edificio como tal no es una joya arquitectónica, carece de estilo definido, pero luce hermoso e interesante por lo artístico de sus tallas de madera, pisos y pinturas en las paredes. Es una de las joyas históricas de la región y se podría decir que es la Sixtina de Ocotlán.
Investigación: Chui Brambila
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